Así como los ritos son costumbres que de rigor se mantienen vigentes, las 300 Millas Sport son una buena costumbre pero de rigor inexplicable. A su ya protocolar tiempo frío, lluvioso y brumoso se contrapone la masiva participación de autos abiertos, tal vez la de mayor proporción de todo el calendario Sport. Sobre 48 autos inscriptos 29 eran abiertos, de los cuales 20 eran Sport Nacional sin ninguna posibilidad de encapotar.
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El día sábado 4 de agosto la lluvia nos acompañó hasta pocos minutos antes de llegar a Dolores, donde se largaba oficialmente el rally con dos ágiles tandas de pruebas de precisión en el autódromo interrumpidas por un recorrido por Dolores y una neutralización para reabastecer. Ambas tandas fueron bien distintas; para la primera el piso estaba completamente empapado, pero el cielo se fue despejando completamente hasta secar el asfalto para la segunda.
El rally continuó su hoja de ruta hasta la Estancia Las Marías en General Pirán, donde se encontraban las restantes pruebas de precisión que dieron a luz víctimas y revelaciones que se conocieron en la entrega de premios.
Más adelante, descendimos hasta Coronel Vidal, donde nos esperaban en el autódromo “El Arbolito”, de 2000 metros de extensión, para concretar las pruebas de habilidad conductiva sobre su trazado de tierra. El dibujo serpenteante y veloz fue un veneno mortífero para varios participantes, entre los cuales abundaron trompos, semi-trompos y salidas de pista. El más rápido fue Marcelo Jurvillier, a pesar que su Lotus Eleven venía cansado y herido (pocos kilómetros después de la prueba solo andaba en tres cilindros) y de llevar de contrapeso a su navegante, Cesar Campos. El segundo tiempo lo marcó el ex-campeón de Turismo Nacional, Hugo Lepphaille, a bordo de un poderosísimo Cobra.
Tal como en las ediciones anteriores, la travesía del sábado culminó en el Hotel Sheraton de Mar del Plata, ciudad cuya noche ofrece variadas alternativas de esparcimiento.
El domingo amaneció con un clima impecable para acompañar a las desalineadas tripulaciones de vuelta a la Estancia Las Marías, donde Don Pepe y sus asistentes nos esperaban con un magnífico asado. Para el postre, la ceremonia de entrega de premios fue amenizada por nuestro presidente, Manuel Eliçabe, quien agradeció a quienes hicieron posible este evento y a la presencia de representantes del museo Juan Manuel Fangio quienes obsequiaron al club el último libro editado por la fundación.
Uno de los premios más esperados pero menos ansiados de este evento es el tradicional “Apurate que se caga el nene”, característico de las 300 Millas Sport debido a la naturaleza inexplicable de la conducta de quien lo recibe. Esta vez el feo trofeo se lo llevó Juan Magliola, quien se destacó en ambos autódromos: en Dolores fue perdiendo efectos personales que tenía guardado en el poco estanco baúl de su Cobra semiterminado y en Vidal cometió dos trompos en la vuelta cronometrada… pero cumplió con su cometido de dar la vuelta con ese auto. El espíritu deportivo se lo adjudicó el buen samaritano del club: Marcelo Jurvillier, quien no puede mantenerse tranquilo sin resolver los inconvenientes mecánicos de todo el parque (incluyendo los propios esta vez) propiciando que todos lleguen andando al final. El premio al mejor auto del evento fue para el Aston Martin DB6 del presidente del Club de Automóviles Clásicos, James Alec Daly. Finalmente la tabla de resultados finales del rally fue encabezada por Manuel Eliçabe sobre Daniel Claramunt. El tercer lugar fue para Damián Pozzoli seguido por Sebastián Iribarne.
Luego de los premios y de enmendar varios autos, las tripulaciones peregrinaron de regreso a Buenos Aires donde se reencontraron con los espesos bancos de niebla dejados días atrás.
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