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12 .5 .2016
XVII° Edición 300 Millas Sport de la Costa 2016



Como marca la tradición, en las 300 Millas de la Costa del C.A.S., el agua no puede estar ausente, si no llueve se suspende, como suelen decir sus organizadores. En esta 17° edición (año 2016) de la brillante idea de Don Pepe Eliçabe, la lluvia apareció el viernes, en un día no competitivo como fue el enlace a la ciudad de Mar del Plata, donde por primera vez se realizó la largada de la carrera anual de camaradería por excelencia, que solo admite socios del C.A.S. o invitados especiales de los socios.

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Pero esta carrera descontracturada como pocas, que reúne a los amigos del C.A.S., tiene su fortaleza en la amistad, las pruebas de velocidad en circuitos destinados para tal fin, sus horarios relajados para los participantes y el fuerte espíritu de camaradería. Y si de camaradería hablamos, podemos destacar situaciones desde la previa, como lo fueron los inconvenientes de Pablo Falconi (bomba de pique carburador) y Marcelo Jurvillier (caja) que fueron socorridos por otros participantes en el camino a “la Felíz”, o el auxilio mecánico brindado en los patios externos del Museo Fangio por Simon Soroet, Ramiro Capeans y Roby Cesar a la Alfa GTV6 de Carlitos Lindembaum cuya bomba de nafta dijo basta, y por último ejemplo,  la celebración del cumpleaños de Damián Pozzoli quien invitó el viernes por la tarde a todos los participantes con un Happy Hour en el lobby del Sheraton Hotel.

Pasando a lo deportivo, el sábado 8:30am, con 8 grados en el termómetro, unos descansados Francisco Dellepiane y Manuel Rodríguez partieron con el “uno” en los laterales del Chrysler Bacquet 1928 rumbo a Balcarce, para comenzar con la actividad  del día. La imponente Sierra La Barrosa nos esperaba con su “breath taking” autódromo Juan Manuel Fangio  de 4.592 mts extensión, re asfaltado a principios de 2011 por única vez en su historia (desde 1972) y enclavado en 3 niveles de sus entrañas. Allí a ritmo “allegro vivace” se disputó la primera tanda de regularidad con 30 minutos de retraso debido a algunos rezagados y extraviados. Tras 18 primes, ganados por Manuel Eliçabe junto a Matías Dellepiane en una ASA Monofaro 1982, se descendió la sierra hasta el intrincado kartódromo, en que se disputó la habilidad conductiva con partida detenida, de a uno por vez, sobre un recorrido de prácticamente vuelta entera de velocidad libre. Al menos siete fueron  los que dejaron su firma de caucho en su baile hacia fuera de la cinta asfáltica, ante la carcajada de quienes disfrutaban del snack de media mañana. Gonzalo López Mañan impuso el ritmo en “La Catanga”, su Lotus Seven 1984, parando los relojes más rápido que Pablo Falconi (ASA Monofaro 1985) y Marcelo Jurvillier (Lotus Eleven 1984).

Concluida la actividad abajo, las 43 tripulaciones subieron nuevamente a la parte media de la sierra y allí en boxes, continuaron las anécdotas y las chanzas mientras garuaba y se esperaba el turno particular de largada de la segunda serie al Fangio, circuito que no se usa en el automovilismo nacional ni local desde la trágica desaparición de Guido Fallaschi en 2011 durante la final del TC. Esta tanda se disfrutó al máximo ya que varios quemaron unos litros de combustible de más en vueltas adicionales, sin entorpecer el ritmo de quienes continuaban sus cuatro vueltas de regularidad por el lado lento del trazado. De allí, la caravana se dirigió a la plaza principal Balcarce y al Museo Fangio, que nos recibió con dos invitados de lujo, Juan Manuelito y Tulio Crespi. Luego de unas breves palabras y entrega de reconocimientos se sucedieron un muy buen almuerzo, visita al Museo (estaban la Chevrolet TC 1966 y el Baufer Chevrolet 1968 de Bordeau)  y regreso a Mar del Plata con la tarde libre, que muchos utilizaron para relajar en el Spa del hotel.

El domingo, la etapa fue corta pero con los atractivos de siempre. Los participantes emprendieron el regreso a Buenos Aires con la parada obligada en Ea. Las Marías, donde se realizó un control de sello y 5 primes bajo el prolijo monte de eucaliptus de acceso al casco de la estancia. Allí en modalidad play off entre los 10 primeros de la general, se definió el ganador de esta nueva edición. Quien realizara la menor penalidad, lograría un descuento de 2.000 puntos sobre sus puntos de recargo hasta entonces. En un ajustado desenlace sobre el firme camino de tierra, Manuel Eliçabe y Matías Dellepiane vencieron  por apenas 1 centésimas de segundo (1 punto), al presi Diego Gutierrez Eguìa navegado por Anita Ceva. Como es habitual, se estacionaron los autos en el jardín y Don Pepe Eliçabe con su boina roja los esperó en el aljibe, hasta donde cada uno de los invitados se acercó a saludarlo. Empanadas y bebidas amenizaban las charlas, mientras no se podía dejar de contemplar los 10 costillares a la cruz que se cocían a fuego de leña. Una vez dentro del galpón, se procedió al “azadazo” y  tras los pastelitos de membrillo de postre, se dio paso a la entrega de premios. El Espíritu Deportivo correspondió a “Pancho” Dellepiane y el “Galleguito” Rodríguez, en tanto que al binomio José Bolgar – Ricardo Urien les cayó un premio propio de esta carrera, el “Apurate que se caga el nene!!!” producto de sus trompos en la habilidad y de quedarse sin nafta el viernes en la ida a Mar del Plata, a la altura de Guido, insuperables.  Para destacar, las palabras de un emocionado “Chulo” Verardo quien desde su experiencia nos aconsejó aprovechar y disfrutar de este tipo de reuniones, que son aquello que realmente valen la pena en esta vida. Tras emocionarnos y un largo aplauso, fuimos saliendo al jardín donde los “plásticos” se aprestaban a concluir la actividad deportiva del fin de semana con el afamado “Desafío de los Intrépidos” en el potrero lindero al monte de eucaliptus. Allí con conos se armó el “circuito Marcelo Beruto” de 900 metros, en honor a quien fuera el más veloz en la misma prueba de velocidad en 2015. En esta oportunidad, quien mejor puso los caballos sobre el potrero en la más rápida de las tres vueltas por piloto dadas, fue el reciente consagrado ganador de la XXVII° edición de las 300 Millas de la Costa del CAS,  Manuel Eliçabe, quien con su ASA Monofaro 1982 (la primera producida) aventajó a Pablo Falconi en otra ASA y al ganador de la habilidad conductiva del sábado, Gonzalo López Mañan sobre “La Catanga”. Así, como la tradición manda, hasta las próximas 300 Millas, dicho circuito campestre llevará el nombre del último vencedor.

De este modo, acelerando y riendo entre amigos se puso fin un año más a esta invalorable carrera que rememora las de vieja usanza. A modo sintético, hago extensiva una exclamación que pronunciamos con mis amigos del colegio San Agustín respecto a los encuentros programados para celebrar la amistad, y que considero también aplica en este caso: “Nunca perdamos esto!!!”

 

Juan Andrés Biaggini. 
Fotos Juan Biaggini y Miguel Tillous