No hemos tocado fondo, solo bajamos unos instantes de los cielos Sport a los terrenales utilitarios. Para algunos, estos solo existen para solventar la existencia de aquellos; otros echan mano de aquello para anunciar que no están solo para esto. Podemos hablar horas sobre la connivencia de estos con aquellos: trotamundos de fierro ¿Cuántas veces has donado tus órganos para darle vida a aquellos?
Es temporada de balance y estamos llamados a reflexionar sobre nuestra identidad, el auto sport: a veces tan difícil y controversial de definir por lo que debe ser que resulta más fácil presentar sus antítesis. En orden anti-sport ascendente entre los presentes podemos ubicar al Fiat 600R, tan esencial para las congestionadas urbes como de base para diabólicos Abarth: “la coupé italiana” ha tenido una continuidad deportiva inalcanzable para la mayoría de los sport (para no asegurar que todos) y además cosecha entre sus laureles una victoria general en la Targa Florio… El segundo en la escala prueba que el concepto dualista de fuerzas opuestas y complementarias del Yin y el Yang se aplica al automovilismo: un ANSN o Auto No-Sport Nacional como podríamos denominar a este Mehari-128; sostiene este concepto chino que cada objeto posee un complemento del que depende para su existencia… A continuación un Land-Rover series 1: esta “coupé” 3+4 de aluminio de líneas agresivas ha sido una temible amenaza para los fabricantes de tractores y una oportunidad para los kinesiólogos… Siguiendo con los dos puertas, otro trabajador rural a destajo: la pick-up Chevrolet 1947 sapo, sumamente deportivo: ideal para caza y pesca, pero sin mosca. Otro Chevrolet demuestra que un auto sport no es simplemente un auto abierto: un Doble Phaeton, unidad impecablemente presentada por el impulsor de este evento: Mario Kricorián. Dos corazones teceistas, un Chevrolet 400 Super Sport y un Jeep Cherokee Sport safarizado, insisten con su nombre en no ser galardonados como los menos Sport, tendrán sus razones.
Finalmente un jurado de notables integrado por Raúl Cosulich, Emilio Tasco y Rodolfo Echevarrieta determinó que el auto más alejado del aura sport es el taxi londinense Austin FX4, nada más parecido a un living impulsado por un motor diesel y vestido de luto.
Marcelo Beruto
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